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Un cuento para dormir

por Maryann Whitfield

Un cuento para dormir

En mi infancia me encantaba visitar la casa de mis primos.    Especialmente cuando podíamos pasar la noche en casa de ellos.  A la hora de dormir nos reuníamos sobre las almohadas, arropados cerca de mi tía, y escuchábamos atentamente el cuento que leía.  Pronto nos transportábamos a lugares en los que nunca habíamos estado, y conocíamos a personajes interesantes. 

Estos y muchos otros cuentos para dormir me ayudaron a descubrir el valor de los libros como fuente de energía para mi mente.  Aprendí que los libros tenían un gran significado y que a menudo contenían historias fascinantes.  Aprendí palabras nuevas mientras escuchaba. Pedacitos de lenguaje, a veces con ritmo y rima, se convirtieron en parte de mi pensamiento y de mi lengua. Aprendí que podía formar imágenes en mi mente como si estuviera viendo una película.  Me estaba convirtiendo en una lectora, incluso cuando los libros eran demasiado difíciles para leer por mí misma. 

Ahora tengo nietos a quienes les gustan los cuentos para dormir.  Hemos leído muchos juntos.  Y me encanta cuando los encuentro leyendo cuentos entre ellos.

Una hermana mayor leyendo un cuento para dormir

Un hermanito escuchando atentamente

Ambos viajando a otro tiempo y lugar

Ambos cautivados por la alegría y la magia

que se puede encontrar en un libro

Cuentos para dormir y la oportunidad que ofrecen

La sencillez de un cuento para dormir oculta la importancia que tiene en la formación de un lector joven.  Estas historias compartidas a la hora de dormir ofrecen un refugio seguro después de un día agitado y lleno de actividades.  El mundo se detiene.  Se puede disfrutar de la compañía y la conversación.  El vínculo entre padres e hijos se refuerza a medida que los niños descubren historias con las que se identifican, que se divierten o se inspiran, y que a veces les enseñan sobre la vida.

Oh, pero el tiempo puede esfumarse tan rápidamente al final de un día ajetreado.  Sin embargo, las rutinas pueden convertirse en el protector de este tiempo tan preciado, asegurando que el día termine con un cuento a la hora de acostarse.

A la hora de dormir

Es hora…

De elegir mi ropa y

de tenderla para el día siguiente

De bañarme

Cepillarme los dientes y

Ponerme mi pijama cómoda

 

Es hora…

De elegir mi cuento para dormir

De acurrucarme en las almohadas junto a mamá o papá

O a veces abuelita y

Para iniciar una conversación que continúe

A lo largo del libro

 

Es hora…

De terminar el día

Sentir el consuelo y el amor que se da

Al compartir un cuento para dormir

 

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