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Pero las palabras son más largas

por Maureen Slamer

Pero las palabras son más largas

“¿Dónde está tu carpeta de los viernes, Dante?” preguntó papá mientras Dante se subía al auto a la salida de la escuela. 

“Me acordé, papá.  ¡Sólo se me olvidó un par de veces en tu fin de semana!” murmuró Dante.

“Me alegro de que te hayas acordado.  ¿Qué hicieron hoy?” preguntó papá mientras gestionaba la recogida de los padres.

“Nada.”

“¿Nada?  ¿No tienes gimnasia y biblioteca los viernes?” preguntó papá. 

“Sí, la gimnasia estuvo bien.  Fuimos a la biblioteca y había una suplente.  ¡No nos dejó sacar libros!”

“Oh, hmmm… qué pena.  ¿Qué hizo la Sra. Ellis?”  Papá inquirió, preguntándose si tenía que hacer una llamada.

“La Sra. Ellis nos dejó coger libros en el aula.  Tengo uno en mi carpeta de los viernes.  No llegué a leerlo.  Tengo que devolverlo el lunes.  Tiene palabras largas.”

“Lo leemos cuando lleguemos a casa,” sugirió papá.

Tan pronto papá entró en el garaje, Malik, el amigo de Dante, se acercó corriendo por la acera.  “¿Estás listo?” le gritó. 

Dante miró a su padre.  “Malik quiere jugar a la pelota, ¿puedo?  Es sólo hasta la cena,” suplicó Dante.  Papá sonrió y asintió y ambos corrieron al patio de la casa. 

Papá levantó la mochila de Dante y su maletín.  ¿Qué lleva este chico en su mochila? se preguntó papá mientras iba a comenzar a prepapar la cenar.  Después de cenar, Dante cogió su mochila y sacó su carpeta de los viernes.  “La Sra. Ellis me dijo que mi edad es el número de veces que tengo que leer y que usara mis estrategias con este libro.  Ni lo leí en la escuela.  Así que quizás tengamos que llamar a la abuela y al abuelo este fin de semana.  Ah, y tengo que apuntar el nombre de todas las personas a las que les lea,” declaró Dante. 

Papá parecía confundido, “Ok, no hemos hecho eso antes.  ¿Y yo qué hago?”

“Papá, es muy sencillo.  Tú presta atención y si necesito ayuda, te lo diré,” explicó Dante mientras se sentaba en el sillón reclinable junto a su padre.  Dante abrió el libro y comenzó a hojear las páginas y luego empezó a leer.

“No sé esa palabra.”  Dante levantó la vista.

“Hmm…  ¿qué puedes hacer?” Papá preguntó y esperó.

“La señora Ellis dijo que tengo que usar mis estrategias.  Mirar el dibujo.  Son cerdos.  Hacer los primeros sonidos.  Sacar palabras cortas de las palabras largas.  La señora Ellis dijo que debo estar seguro de que todo tenga sentido con la historia.  Y me dijo que ella sabe que yo puedo hacerlo.”  Dante se sentó y se quedó mirando el dibujo.

“¡Vaya!” Papá dijo y esperó.

“¡Los…cer…dos…se…pa…ran!  ¡Ya lo sé!  Los cerdos se paran.  Eso tiene sentido, los cerdos pueden pararse.  Este libro habla de cerdos,” dijo Dante con orgullo.

“¡Muy bien hecho, Dante!” exclamó papá sonriendo.  Dante siguió leyendo. 

“¡Papá, mira esto!  Este cerdo está bailando.  ¡No sabía que los cerdos pudieran hacer eso!  ¿Lo sabías, papá?  ¡Qué gracioso!  Mira esta página.  ¿Ese cerdo le pica?  Los cerdos se…ras…can.  Oh, ¡ya sé!  Los cerdos se rascan.  Papá, ¿está usando ese árbol para rascarse?  ¿No dolería eso?”

Cuando terminó el libro, Dante levantó la vista: “¡Papá, este libro fue genial!  ¿Viste a esos dos cerdos corriendo?  ¡Se estaban besando!  ¡Vamos a leerlo otra vez!  Pero sólo puedes firmarme la hoja de mi carpeta una vez.  Tengo que leerlo cinco veces más.  Si llamo a la abuela y al abuelo, serán dos más.  ¿A quién más puedo llamar?”

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Descubrir el significado

 

¿No piensas que las palabras de Los cerdos espían son largas?  Ponte en el lugar de Dante. Nuestros niños necesitan tiempo para practicar, sin importar que las palabras sean grandes o pequeñas.  En la escuela se les enseñan estrategias o procedimientos que deben utilizar cuando se topan con una palabra que no conocen y se les pide que hagan que esa palabra desconocida tenga sentido en la historia que estén leyendo.  Estas estrategias tienen un propósito: ayudar a descubrir el significado de la historia o del libro.  Dante se sintió desafiado por algunas palabras.  Cuando se topaba con una palabra que no conocía, seguía la lista que le habían enseñado (Mirar el dibujo.  Hacer los primeros sonidos.  Sacar palabras cortas de las palabras largas.  Estar seguro de que todo tenga sentido con la historia) para poder descubrir el significado de la página.  Así como aprendemos algo nuevo por la primera vez, la rutina o el camino hacia el éxito sigue siendo el mismo hasta que se cementa y se convierte en algo natural.  Dar tiempo a nuestros hijos para que ensayen esas estrategias o rutinas cuando se enfrentan a un reto es fundamental.  A medida que vayan ganando confianza, aprenderán a elegir la estrategia que les resulte más eficaz para descubrir el significado del libro que estén leyendo.

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